Buscar trabajo saludablemente

por Miguel Gaviria 2
Escrito Por:
Miguel Gaviria
Terapeuta Emocional

Si vives en España y estás en el paro, no es de extrañar: mientras que en Alemania la tasa de desempleo es de un 6% en España es del 16%, y del 40% si eres menor de 25 años.

La incertidumbre que provoca la inseguridad laboral puede generar ansiedad, angustia o incluso miedo. Tres estados que te alejan de la calidad de vida que mereces.

¿Qué puedes hacer al respecto?

Te lo cuento en este post.

Los tres problemas

Este no saber si tendrás trabajo puede generar muchas dificultades psicoemocionales. A continuación, te cuento las tres más frecuentes y te doy algunas sugerencias para que las puedas afrontar de una mejor manera.

1. Cuando piensas que todo va a salir mal

La actitud catastrófica es uno de los fenómenos más frecuentes.

Tu nivel de miedo aumenta a medida que se presentan adversidades: sales de una entrevista en la que te aseguran que te informarán, pero nunca sabes más de esa empresa, vas a otra y te das cuenta de que el anuncio era engañoso, en otra no logras superar ni la primera prueba de selección… Cuando eso sucede tiendes a acumular pensamientos trágicos: no me van a contratar porque no tengo experiencia, no encontraré el trabajo adecuado, volveré a fallar en la entrevista…

Una de las reacciones más frecuentes a este pensamiento catastrófico es volverse controlador para así reducir el miedo que te provoca la situación.

Y eso no es bueno.

Acabas entrando en un círculo vicioso en el que intentas controlar la incertidumbre, no puedes, generas ansiedad, buscas más control para reducirla, fracasas de nuevo, vuelve la ansiedad aumentada… y no puedes salir de ahí.

Buscar trabajo conlleva una serie de variables que no controlas. No controlas a los otros participantes, no controlas las necesidades de la empresa, no controlas al entrevistador ni el día que tiene…Todos afrontamos esas incertidumbres y es algo normal. No tienes por qué tenerlas bajo tu control… a no ser que seas un super-heroe, claro.

Una herramienta que puede ayudarte a darte cuenta es el diálogo con la parte catastrofista.

El catastrofismo le da protagonismo a una sola voz, pero cuando fuerzas un diálogo, aparecen otras voces. Esas voces, a menudo, ayudan a tomar perspectiva y suavizar el problema.

Para entrar en contacto con esta voz, puedes tomar un esfero (o boli, como le dicen en Cataluña) y una hoja y comenzar a escribir un diálogo como si fueras un guionista. Se trata que respondas a todo lo que te dice tu miedo. Por ejemplo:

– He enviado mi CV pero no me van a responder porque no es un gran CV.
– ¿Cómo sabes que no es un gran CV?
– Porque tengo poca experiencia.
– ¿Qué te hace pensar que la que tienes es poca? Además, pedían estudios y tú los tienes. Tal vez eso sea más importante.
– No, la experiencia es lo más importante.
-Entonces nunca nadie contrataría a un joven sin experiencia, y sí los contratan.

Puedes seguir argumentando tanto como quieras y, a medida que lo hagas, verás que existen otras razones y puntos de vista a los que no habías prestado suficiente atención.

2. El hacer compulsivo

Perseverar: mantener la constancia como estrategia para conseguir algo.
Hacer compulsivamente: hacer, hacer y hacer sin reflexionar con la esperanza de conseguir algo.

¿Cuál de las dos crees que da mejor resultado?

A menudo, la perseverancia se confunde con el hacer compulsivo, aunque son cosas distintas.

La primera te permite pararte, reflexionar y decidir si vas por el buen camino.

La segunda nace de un hacer irreflexivo. Una actitud que te impide ver elementos importantes.

Por ejemplo, si estás buscando trabajo, el hacer compulsivo sería enviar tu CV a todas las direcciones de correo que puedas o imprimirlos y llevarlos personalmente a todas las empresas de tu ciudad.

En el mismo caso, la perseverancia te ayudaría a enviar un número determinado de CV cada día, pero antes te daría espacio para prepararlo con esmero, seleccionar mejor las empresas a las que lo mandas o preparar una carta de presentación adecuada a cada una de ellas.

¿Qué hay tras ese hacer compulsivo?

Miedo.

El hacer sin parar te mantiene ocupado y te aleja del miedo. Del miedo al rechazo. Del miedo a fracasar.

¿Quieres una sugerencia para gestionar ese miedo e impedir que te domine?

Párate un momento y respira. Deja de hacer.

Nota el miedo.

Eso es lo que te impide actuar con paciencia y seguridad.

¿Dónde lo notas? ¿Es una sensación? ¿Cuánto dura?

Ponle atención y reconócelo. A medida que lo hagas, podrás transitarlo sin que te domine. Desarrollarás la capacidad, no solo de detectarlo, sino de respetarte y acompañarte cuando tienes miedo.

3. El no hacer

Has decidido encontrar trabajo. Te prometes ponerte a ello. Prepararás el CV, te darás de alta en portales de trabajo, moverás las redes sociales… Pero empezarás mañana.

Ese mañana es hoy, pero todo sigue igual que ayer.

No enciendes el ordenador, no te das de alta en ningún portal y de repente hasta lo más sencillo se te hace una montaña.

No encuentras el momento adecuado, ni la fuerza, ni la motivación. La parálisis que te asalta es más fuerte que la promesa que te hiciste hace unas semanas.

Este no hacer suele estar acompañado por una emoción de miedo, en ocasiones oculta. Puede que no te sientas motivado, tengas los ánimos bajos y te sientas falto de energía.

Tu cerebro te invita a no actuar porque obtiene un beneficio: la evitación.

No hacer nada evita que te enfrentes a tus miedos.

¿Qué pasa si lo intentas y no lo consigues?

¿Qué pasa si fracasas?

¿Qué pasa si te equivocas?

Tu cerebro no quiere hacerte pasar por ahí así que te guía hacia un lugar de inacción donde estarás protegido.

Lo malo de esa protección es que también es una protección anti-trabajo. Si no haces nada, nada cambiará.

Para levantar los muros que tu mente construye te propongo una potente herramienta: la risa.

Reírse es una gran arma para luchar contra los miedos inmovilizadores.

Reírte de ese miedo, satirizar la tragedia y burlarse del drama irreal en el que te sumerge hace que se reduzca su potencia.

A veces es posible que sientas que al inicio lo tienes que hacer de forma un poco superficial, ya que todavía estás un poco poseído por los miedos y no te da nada de ganas reírte. Si te fuerzas un poco verás que cada vez será más fácil reírte de ese futuro negativo.

Hasta aquí este post sobre cómo buscar trabajo saludablemente, espero que te sirva, y si tienes dificultades en tu proceso y quieres aprender a gestionarlas, estaré encantado de ser tu aliado terapéutico en mi consulta privada, aquí me tienes.

*Toda la información y recomendaciones en este post no sustituye en ningún caso a un terapeuta, psicólogo, psiquiatra o tratamiento médico.