Cuando estás irritable

por Miguel Gaviria 2
Escrito Por:
Miguel Gaviria
Terapeuta Emocional

Suena el despertador y quieres estampar el móvil contra la pared.

Un coche invade tu carril de camino al trabajo y le gritas a través del cristal mientras aprietas el claxon con fuerza.

Tu jefe te sobrecarga de trabajo nada más entrar por la puerta y te muerdes la lengua mientras tus compañeros te observan de reojo.

Te acercas al bar de enfrente por un café largo y te lo ponen corto. No entiendes cómo puede haber gente tan inútil.

Vas con los compañeros al restaurante de siempre y te sirven el plato frío. Te entran ganas de ahorcar al camarero.

Vuelves al trabajo y tu jefe te echa la bronca porque aún no has acabado con las tareas que te dio. Quieres pegarle un puño.

De camino a casa coges un atasco y te enfadas con el mundo por hacer que todos conduzcan a la misma hora.

Llegas a casa y no quieres saber nada de nadie. Tu pareja te pregunta qué tal el día y le respondes mal.

Te vas a dormir.

Suena el despertador y quieres estampar el móvil contra la pared.

La situación indeseada

Te pueden molestar las cosas más nimias: el comentario de un compañero, la mirada de tu pareja, una petición de tu hijo… en ese momento piensas que tienes toda la razón y eso te otorga no solo el derecho a enfadarte, sino que justifica tu enojo. Crees que tu reacción es la adecuada porque tú no eres el causante sino la víctima. La realidad es que, aunque en ese instante sea difícil verlo, el problema no nace del comentario, de la mirada o de la petición, sino de una situación indeseada previa que debes detectar.

Las situaciones indeseadas generan frustración y, si en lugar de dirigir la rabia hacia aquello que la genera, la desvías hacia cualquier cosa que se te cruza por el camino, nace la irritación.

En la mayoría de casos se vive como una negación del ser: todo debe ser como tú quieres y, cuando pasa algo indeseado, tu dignidad se ve afectada. Te sientes menos persona y aparecen pensamientos como “soy un perdedor” o “no valgo para nada”. Por eso también se la conoce como rabia narcisista.

En esos casos es sano flexibilizar a nuestro juez interno y conectar con la dignidad inherente al ser humano desvinculándola de nuestras capacidades o limitaciones.

La batalla del perfeccionista

“La maldición del perfeccionismo
es lo peor que pudiera ocurrirle
a cualquier persona”.

F. Perls

En ocasiones, la irritabilidad se genera cuando estás pasando por un mal momento: no te han dado ese trabajo que querías, te estás separando de tu pareja, has perdido un ser querido, etc. Pero si tienes tendencia a la irritabilidad independientemente del momento de vida que estás pasando, puede que la razón esté en tu perfeccionismo.

Como expresó el psicoterapeuta Fritz Perls, cuando eres perfeccionista siempre exiges lo imposible y eso hace más fácil la aparición del resentimiento y las irritaciones.

Aunque el perfeccionista no suele ser iracundo-explosivo, comparar toda experiencia con un modelo perfecto de realidad hace que la primera siempre quede en mal lugar provocando así sentimientos de insatisfacción.

Podría ser el caso del típico jefe malhumorado que no tolera la imperfección y que solo se fija en lo que no está bien. Ante lo que su perspectiva considera un fallo, el juez interior se desata y alecciona a sus empleados usando como vara de medir un ideal inalcanzable.

Si te sientes identificado con el ejemplo, tu camino terapéutico será desarrollar la aceptación de la imperfección, y promover la flexibilidad y la diversión.

La herida detrás de la rabia: dolor y tristeza

“Si no atendemos a eso que nos hace daño,
permanecemos en la emoción pegándole al otro,
o pegándonos a nosotros mismos”. 
M. Antoni

La sociedad estigmatiza la rabia. Gritar, golpear o maldecir está mal visto y la mayoría hará lo posible por evitar ese comportamiento en público.

Pero la rabia es una emoción útil. Te hace ver que hay algo que te molesta y reprimirla no te va a ayudar a solventarlo.  

¿Cómo gestionar la rabia?

Conectando con la herida que la provoca.

Primero debes buscar la situación que la origina respondiendo a ¿qué es lo que me da rabia?

Ten en cuenta que, si tu irritabilidad se debe a estar viviendo una situación indeseada y desvías la rabia a otros campos de tu vida, puedes responder erróneamente a esta pregunta. Por ejemplo, si no estás a gusto en el trabajo y cuando llegas a casa estás de mal humor y discutes por cualquier cosa insignificante, es probable que la causa de tu irritabilidad esté en el trabajo y no en casa.

Para descubrir si estás desviando tu rabia, debes ir en busca de las situaciones frustrantes en tu vida. ¿Qué esperabas qué pasase y no sucedió? Por ejemplo, esperabas conseguir ese trabajo, pero no te seleccionaron. Esperabas mantener tu matrimonio, pero te estás a punto de divorciar. Esperabas tener a esa persona contigo, pero ha fallecido inesperadamente.

Retomando el ejemplo anterior del trabajo, podría responder:
Esperaba trabajar 8h al día, pero me obligan a estar 10h en la oficina.

Ahora debes preguntarte ¿por qué me da rabia?

Me da rabia que me traten como a un robot.
Me da rabia que no respeten el acuerdo inicial.
Me da rabia porque vivo agotado.

Entonces tendrás una lista de necesidades que producen dolor cuando no se satisfacen: el ser respetado y tenido en cuenta.

Si te centras en lo mala que es tu empresa o lo canallas que son tus jefes, nada cambiará. Si te centras en atender tus necesidades, sí.

Hasta aquí este post sobre cómo gestionar tu irritabilidad, espero que te sirva. Si crees que necesitas apoyo, estaré encantado de ser tu aliado terapéutico en mi consulta privada, aquí me tienes.

*Toda la información y recomendaciones en este post no sustituye en ningún caso a un terapeuta, psicólogo, psiquiatra o tratamiento médico.