Qué hacer cuando no puedes cortar tu relación de pareja

Pasó casi sin darte cuenta.

Una cena, una tarde juntos, una noche divertida y de pronto te enamoraste.

Tuviste grandes momentos, momentos en los que disfrutaste de la vida en pareja y que se quedarán grabados para siempre.

Pero, eso pertenece al pasado.

El presente es algo muy distinto.

La razón te dice que debes poner punto y final a esa relación, pero no sabes muy bien por qué, no eres capaz de hacerlo.

¿Qué es una relación de pareja neurótica?

Las relaciones neuróticas no se limitan únicamente al ámbito de la pareja, sino que pueden darse también entre amigos o familiares. Aun así, en este caso, nos centraremos en las primeras.

Una relación neurótica es aquella en la que hay ausencia de amor. Se da en dos situaciones:

– Cuando creas un vínculo basado en otros factores, para tapar carencias y vacíos. Como por ejemplo la comodidad, la seguridad o el deseo. Te conformas con no recibir amor a cambio de obtener otros beneficios.

– Cuando el resentimiento y la desilusión se han establecido en la relación. Solo ves las cosas que no te gustan y el ambiente se llena de reproches y tensión.

Este tipo de vínculos pueden llevar al maltrato emocional y/o físico.

7 razones por las que sigues enganchada a esa relación

Existen varios aspectos psico-emocionales que pueden estar prolongando tu dependencia emocional. A continuación, te voy a explicar 7 de ellos y te ofreceré algunos ejercicios prácticos para ayudarte a equilibrarlos.

1. El olvido de lo negativo

Lo tienes claro. Vas a dejarlo. Es el momento de poner punto y final. Y justo cuando te dispones a hacerlo tu cerebro te dice:

“Es el amor de mi vida”

“Nadie me hace sentir igual”

“En el fondo me quiere”

Es como si, mágicamente, todo lo malo desapareciera y te costase encontrar los motivos por los que no quieres estar con esa persona.

Eso te lleva a continuar con la relación hasta que la realidad te golpea de nuevo en la cara para decirte que lo mejor es acabar con ella.

Entonces se reinicia el ciclo: vueeeeeelves a plantearte dejarlo y justo cuando te dispones a hacerlo la magia aparece de nuevo y esa persona vuelve a ser el amor de tu vida.

Si te reconoces en esa situación te sugiero lo siguiente:

Coge una hoja y escribe todos los aspectos negativos de tu relación tóxica. No te cortes, nadie verá ese papel. Escribe las cosas importantes que te hacen daño, y las que no te lo parecen tanto.

Algunos ejemplos podrían ser:

– No tiene detalles conmigo.

– Ya no me besa con pasión.

– No me escucha ni me tiene en cuenta.

– Siempre me critica y nunca me apoya.

– No me siento amada tal como soy.

– …

Repasa esa lista durante 7 días antes de ir a dormir. Te dará una visión más equilibrada del estado actual de tu relación.

2. Esperanza infinita

Esa insana insistencia en querer que la realidad sea como lo deseamos, en vez de aceptarla.

Cuando mantienes un vínculo tóxico es posible que tengas poca tolerancia a la frustración. No aceptas que esa persona no te dé lo que necesitas, quieres y deseas, y en vez de buscarlo en otra, te aferras a que sea él/ella. Prefieres insistir infinitamente a vivir con un NO como respuesta.

Cuando mantienes un vínculo tóxico es posible que tengas poca tolerancia al fracaso. Esperabas que esa persona te diese todo lo que necesitabas y querías, pero no es así. En lugar de aceptarlo – lo que equivaldría a reconocer el fracaso de la relación – prefieres mantener la esperanza de que algún día cambiará.

La fe mantiene tu insistencia, pero acaba generando frustración ya que esa promesa de cambio nunca llega.

Si te encuentras en esta situación, un ejercicio que puedas hacer es el siguiente:

– Primero escribe qué efectos negativos produce en tu salud emocional esperar mientras vives una relación tóxica. Por ejemplo:

– Mi alegría va decayendo, me doy cuenta que estoy casi todo el día triste y deprimida.

– Siento que me voy quedando sin energía, todos los días es una lucha.

– Cada decepción es una gota de rencor.

– Mi sentimiento de soledad perdura.

– Cuanto más espero más olvido el tipo de pareja que deseo.

– …

– Ahora responde a estas preguntas:

– ¿Hasta cuándo estas dispuesta a esperar?

– ¿Qué tan segura estás de que la espera te dará una recompensa?

– ¿Qué beneficios obtienes actualmente de tu actitud de esperar?

Este ejercicio puede ayudarte a darte cuenta del tiempo perdido a costa de insistir infinitamente y a ser consciente del sufrimiento que te causa.

3. Instalarte en la queja

Quizás te hayas instalado en la queja sin darte cuenta.

Tu manera de luchar por la relación es hacerle ver al otro todo lo que hace mal para intentar que cambie y convertirlo en algo que no es.

Es una queja que no conduce a ningún cambio, favorece tu pasividad y el enganche al vínculo tóxico. Te instaura en la impotencia, como si fueras un/a niña pequeña que llora porque no puede satisfacer sus necesidades por si misma.

Si este es tu caso, es beneficioso que realices una visualización de tu futuro. Te dará una cierta perspectiva de las consecuencias de vivir quejándote.

Para realizarla es importante que estés relajada y en un lugar cómoda. Cierra tus ojos, pon atención a tu respiración y cuando estés lista trae a tu mente todas las situaciones en las que te has quejado de tu pareja. Luego, imagina que ha pasado un año y sigues quejándote sin que nada ha cambiado. ¿Cómo te imaginas que es tu vida? ¿Qué sensaciones te produce? Repite el ejercicio, pero imaginando que han pasado 5 años, 10 años y 30 años.

Al finalizar responde estas preguntas:

– ¿Cuánto tiempo estas dispuesta a vivir quejándote?

– ¿Por qué imaginas que solo te quejas y en lugar de hacer algo al respecto?

Te darás cuenta que la vida del quejica puede que no sea la que más deseas y entonces busques conseguir lo que quieres con estrategias más efectivas.

4. El resentimiento

Como el sapo no se va a convertir en tu príncipe azul / princesa rosa puede que aparezca el resentimiento.

El resentimiento se va acumulando en tu interior cada vez que no se cumplen tus expectativas. Crece y, como una bola de nieve, se hace cada vez más grande. La relación deja de basarse en el amor (si alguna vez lo hizo) para alimentar esa bola de resentimiento.

Cuando es lo suficientemente grande, se convierte en un pegamento que sirve para mantener el vínculo entre los dos e impedir la ruptura.  

Puede parecer contra-intuitivo pero, en este tipo de relaciones, el exceso de resentimiento lleva a buscar el ajuste de cuentas. Lo importante es “hacerle pagar” y, para conseguirlo, se mantiene el vínculo.

En estos casos, lo más sencillo es adoptar el papel de víctima y eludir tu responsabilidad.

Pero lo más sencillo no es siempre lo correcto.

Para comenzar a asumir tu parte, responde a esta pregunta:

¿Qué errores has cometido para estar en esta situación?

No dejes de escribir hasta que hayas enumerado un mínimo de 5.

Tener en tu mente las maneras en las que tú también favoreces tu relación insana te ayudará a aflojar tu resentimiento.

5. No soportar la soledad

Lo que nos diferencia de algunos animales es que los humanos somos seres sociales. Tenemos tendencia a buscar a alguien que esté a nuestro lado y nos dé amor. Sin embargo, llevar ese comportamiento al extremo es algo insano que refuerza el vínculo tóxico.

Si la soledad despierta tus miedos e inseguridades, puede que no mantengas la relación por amor, sino por factores más prácticos, como puede ser la comodidad o la seguridad.

Estos factores prácticos se conocen también como beneficios secundarios de una relación tóxica. Lo más habitual es ocultarlos, pero necesitamos ser conscientes de ellos si queremos descubrir las verdaderas razones por las que mantenemos ese vínculo.  Te propongo un ejercicio:

Visualiza un final obligado de tu vínculo tóxico, por ejemplo, imaginándote la situación en la que ha muerto tu pareja tóxica.

Para realizarlo, cierra tus ojos y conecta con tu cuerpo concentrándote en tu respiración, en las sensaciones que te produce inhalar y exhalar.  Luego, imagina que hoy al despertarte te es totalmente imposible continuar con esa persona porque ha fallecido ¿Cómo imaginas tu vida? ponle atención a qué sensaciones, emociones y sentimientos te produce imaginar esta situación. ¿Sientes miedo por estar sola?

Con este ejercicio puedes darte cuenta de que tu relación se mantiene únicamente por tu cobardía. Cuando adoptas este grado de responsabilidad, lo siguiente es tomar medidas.

6. Baja auto-estima

Buscas amor externo a cualquier precio porque no te amas lo suficiente.

Mendigar amor es un intento de resolver un problema interno con algo externo. Y eso no suele funcionar.

Más que una relación basada en el amor es una relación para evitar entrar en contacto con vacíos sin resolver. Hasta que no afrontes esos vacíos no podrás gestionar la dependencia emocional.

En este tipo de situaciones Es beneficioso explorar la forma en la que te odias.

Para entrar en contacto con esa parte que no quieres tanto de ti misma, mírate durante 2 minutos al espejo desnuda, y piensa en todo lo que no te gusta de ti. No te limites a lo físico, incluye rasgos de personalidad, conductas y maneras de actuar.

Por ejemplo, no me gusta mi cuello, no me gusta mi timidez…

Después anótalo en una hoja. Cuanto más realices este ejercicio, más profundizarás.

Como seres humanos que somos, no somos perfectos. Pero no ser perfectos no nos hace valer menos, ser menos dignos o que se nos pueda humillar. Para finalizar el ejercicio toma esa lista de cosas que no te gustan de ti y reescribela en otro papel comenzando por “tengo derecho a…”. Por ejemplo “tengo derecho a ser tímido, tengo derecho a tener un cuello pequeño”…

Cuando acabes léelo repetidamente en voz alta y pon atención a qué sensaciones, emociones y sentimientos te surgen.

¿Te hace sentir mejor?

Darte permiso a tener errores favorece tu amor hacia ti misma.

7. El sentimiento de culpa

Puede que cuando pienses en dejar la relación te asalten sentimientos de culpa que te hacen pensar que eres un/a egoísta, que estás haciendo daño a la otra persona.

Esta culpa te somete, manipula y hace que olvides el daño que vives tanto tú, como tu pareja, al mantener un vínculo tóxico.

En estas situaciones el sentimiento de culpa cumple la función de auto-engaño, para que nunca llegues a hacer lo que quieres sino lo que deberías.

Lo malo de los “debería” es que a menudo te encarcelan.

Para explorar los barrotes de esta cárcel toma 3 hojas en blanco y algo con qué escribir:

– En la primera escribe una lista sobre cómo deberías ser. Puede ayudarte pensar en tu infancia, en la educación que te dieron tus padres, lo que te decían tus profesores, etc. Comienza con: “yo debería ser…”

– En la segunda, haz de “abogado del diablo”. Realiza una crítica argumentativa de todos los “debería” de la primera lista. ¿Por qué no tienen sentido?

– En la tercera escribe otra lista, pero esta vez enumera solo cómo te gustaría ser.

Este tipo de ejercicios te hacen conectar con lo que quieres para que no estés únicamente fijada en lo que debes.

Hasta aquí este post sobre qué hacer cuando tienes una relación tóxica, espero que te sirva.

Ten en cuenta que liberarse de la dependiente emocional es un proceso largo que por lo general requiere un acompañamiento terapéutico. Si crees que necesitas apoyo, estaré encantado de ser tu aliado terapéutico en mi consulta privada, aquí me tienes.

*Toda la información y recomendaciones en este post no sustituye en ningún caso a un terapeuta, psicólogo, psiquiatra o tratamiento médico.