Para qué sirven los sueños

A veces vuelas sin estar en un avión,
otras intentas escapar de seres extraños,
puede que aparezcas en un lugar desconocido,
o que un animal te hable.

Los sueños son raros y únicos,
pero todos tienen una cosa en común:
sirven para algo.

¿Te gustaría saber para qué sirven los tuyos?

Las funciones de los sueños se clasifican en 5 grandes grupos:

1. Biofisiológicas.
2. Antropológicas.
3. Religiosas.
4. Trascendentales o espirituales.
5. Psicoemocionales.

Es de este último grupo del que te quiero hablar hoy: la función psicoemocional de los sueños que te ayudará en tu desarrollo personal.

A lo largo del post te explico algunos de mis sueños, con su significado, como ejemplo. Si quieres saber cómo he encontrado el significado de esos sueños, te recomiendo leer esto.

Veamos ahora 4 ventajas de los sueños.

1. Descubrir partes ocultas de tu personalidad

En la infancia internalizas normas que intentas cumplir ciegamente para ser aceptad@ y amad@:

– Debo de…

– Tengo que…

– He de….

Estas normas y obligaciones moldean tu forma de ser, tu forma de mostrarte al mundo.

El resultado es que hay unas partes de ti que muestras sin ningún problema mientras escondes otras, tanto a los demás como a ti mismo, porque prefieres que no se vean

Pero igual que cuando escondías algo debajo de la cama eso no desaparecía, esconder partes de ti no hace que dejen de existir.

Los sueños te permiten darte cuenta de esas partes ocultas para volver a incluirlas en tu personalidad y así ser una persona más completa, real y auténtica.

Para verlo más claro, te lo explico con un ejemplo de un sueño que tuve:

“Estoy en una sala reunido con mucha gente. Es una inauguración de algo. Simón está hablando conmigo y veo que se le acerca un grupo grande de personas. Parece alguien importante. Me doy cuenta que no tiene pelo en la coronilla, pero lo esconde con una kipá (gorro judío)”

En el sueño, Simón representa una parte de mi personalidad oculta; la parte que esconde mis limitaciones y carencias.

Las culturas antiguas rapaban a los esclavos para distinguirlos del resto de la sociedad. Siguiendo esta tradición, los monjes, en el rito de la “tonsura” se rapaban la cabeza para mostrar su total disposición a Cristo. Se convertían en sus “esclavos” manifestando así su humildad.
En mi sueño, tapar esa coronilla muestra mi auto-suficiencia, soberbia y arrogancia. No tengo la humildad suficiente para dejarla al descubierto.

Esa manera de actuar se fue forjando desde niño con creencias como: “mostrar tus vulnerabilidades es de débiles” o “los machos son los que pueden con todo”
Así, cuando me convierto en adulto sigo tratando de esconder mis carencias, limitaciones y vulnerabilidades.

Poder descubrir esta parte de mi personalidad me ha permitido quitarme un peso de encima. Ahora sé que no soy perfecto. Tengo limitaciones, carencias y vulnerabilidades, y aunque me de miedo mostrar mis imperfecciones, lo hago, y eso me hace quererme tal como soy.

2. Encontrar tus propias respuestas

Imagina que estás desmotivad@ con el trabajo que tienes. Te pagan bien, no es el peor trabajo del mundo, pero sientes que no estás del todo satisfech@.
Por un lado, quieres dejarlo, por otro tienes miedo de tomar la decisión equivocada.

¿Qué haces?

 Pedir consejo a tus amig@s.

– Pedro: deberías dejarlo cuanto antes y dedicarte a lo que te gusta. Solo tienes una vida y hay que aprovecharla.

– Ana: deja de quejarte tanto y agradece que tienes un contrato fijo. Muchos querrían estar en tu situación y, cuando pases este bache, verás que tener eso te hará ser feliz.  

– Julia: ¿Por qué no buscas otro trabajo en tu tiempo libre? Cuando encuentres algo mejor, dejas este.

A menudo, cuando no sabes cómo solucionar un problema pides consejos a la gente que tienes alrededor: tus amig@s, tus familiares, tus compañer@s…

Puede que alguna vez te den buenos consejos, pero, en muchas otras ocasiones, lo que te dicen es desacertado.

¿Por qué?

Ellos no están viviendo tu vida y sus recomendaciones están hechas desde su realidad, no desde la tuya. Por mucho que te den un buen consejo, nunca será lo mismo que conectar con lo que tú quieres y gestionar los obstáculos emocionales que te impiden llevarlo a cabo.

Los sueños son una herramienta útil para encontrar tus propias respuestas. Te ofrecen un enfoque personal y adecuado para superar dificultades psicoemocionales ya que es tu inconsciente (una parte de ti más sabia que tú) el que ofrece la solución.

Veamos un ejemplo de otro sueño propio:

“Estoy haciendo una sesión de terapia psicoemocional donde yo soy el paciente. Mi terapeuta me dice que no se encuentra bien y que se va a recostar, que hará la sesión tumbado. Le empiezo a hablar sobre lo mucho que busco el conocimiento para tapar mi inseguridad. Él no comenta nada. Al mirarlo, me doy cuenta que está estirado en el suelo, parece muy cómodo.”

Cuando soñé eso, pasaba por una época en la que cualquier dificultad que surgía en el camino me producía estrés y ansiedad. No sabía cómo enfocar los problemas.

A través del terapeuta del sueño encontré un nuevo enfoque: afrontar las dificultades desde la quietud, la calma y el silencio.

Olvidarme de lo que no puedo controlar supuso una actitud más sana para mi vida.

3. Cuestionar tu punto de vista

– Esta chica no te conviene
– ¿Cómo que no? ¡Si es un encanto!
– Hombre, pero le está siendo infiel a su marido contigo.
– Eso es porque me quiere.
– Le hizo lo mismo a Marcos.
– Esto es diferente.

¿Alguna vez has visto algo claro como el agua, pero tu amigo o familiar era incapaz de verlo y tuviste que esperar a que el tiempo te diera la razón?

¿Te has preguntado si alguna vez has sido tú el que estaba al otro lado?

Nuestra tendencia natural es ver las cosas desde un solo punto de vista.

El nuestro.

Creemos que nuestro enfoque es el correcto y auto-cuestionarse las creencias e ideas propias supone un esfuerzo enorme.

Ahí es donde entran los sueños.

A menudo, los sueños te proponen otros puntos de vista a los que tienes durante el día y dándote la posibilidad de equilibrarlo o rectificarlo.

Te pongo un ejemplo propio de otro sueño:

“El ambiente es íntimo. Estoy muy cerca de ella. Casi tocándonos. Logro convencerla para que se desnude. Tiene unas curvas preciosas. Mientras Sofía camina hacia la ducha, la miro, y me doy cuenta de que me gusta su cuerpo.
En ese momento me pregunta si la quiero. Yo le respondo que sí y ella contesta que ya lo sabía. Entonces siento que he vuelto a caer en la jaula; ahora que le he dicho que la quiero, le pertenezco.”

Resulta curioso que de una escena totalmente erótica mi respuesta a Sofía sea “te quiero”. El caso es que, desde mi punto de vista, es totalmente cierto. Si me lo preguntase, incluso le diría que me quiero casar con ella.
Sin embargo, lo que estoy experimentando no es amor sino deseo.

El sueño me muestra como mi perspectiva moral actual penaliza el deseo.
Pienso que sentir deseo por una mujer es algo malo, algo impuro. ¿Qué hago? Reprimo el deseo e intento convertirlo en algo más puro como el amor.
El problema de hacer algo así no es solo que me estoy engañando, sino que, esa actitud puede llevarme a convertir un simple beso en una propuesta de matrimonio.

Esta mala gestión del deseo genera dos tipos de personajes: el “hiper-fiel” que reprime totalmente su deseo, o el “vendedor de motos”, que le dice a la mujer que la ama cuando solo la desea. Me doy cuenta que mi caso es el segundo.

Una vez me doy cuenta de eso, es más fácil cuestionarme mi punto de vista. ¿Por qué desear a una mujer sin quererla es malo? ¿Qué pasa si a ella le gusta?

¿No es peor decirle que la quiero cuando no es verdad?

4. Reparar alteraciones psicoemocionales

Además de las tres características anteriores, los sueños tienen una capacidad, más potente si cabe, la de sanar.

Lo hacen de dos maneras:

– Te da nuevas referencias cuando las externas han fallado. Por ejemplo, si en la infancia no tuviste un modelo que te enseñara a confiar en ti y cuando eres adulto no sabes bien cómo hacerlo, los sueños te dan una referencia para que puedas lograrlo.

– Te permite re-simbolizar una experiencia que no encajaste bien y que pudo causarte un trauma. Por ejemplo, en las situaciones de abuso sexual en la infancia la víctima se culpa mucho a sí misma y desarrolla dificultades para relacionarse con el placer y el deseo. Los sueños le permiten ver que la culpa era de su agresor y reparar su relación con el deseo y el placer.

Mi madre fue especialmente demandante durante mi infancia. Había que tenerla contenta, de lo contrario, se enfadaba. Esa exigencia la alejaba del rol “nutricional” de la madre. Esa madre que aporta calor, cuidado y ternura sin pedir nada a cambio.

Eso hizo que yo no tuviese un modelo a seguir para darme calor, cuidado y ternura cuando lo necesitara.

Un día soñé lo siguiente:

“Me acerco a una mujer joven que me gusta muchísimo y la beso, ella se deja y nos abrazamos. De repente me encuentro con ella en la cama y quiero darle placer sexual, pero ella me contesta que después, que ahora descanse. Me dejo caer sobre ella y me sobreviene una sensación placentera. Pienso, con cierto remordimiento, que al menos me quedaré así media hora.”

Este sueño pone de relieve mi actitud de tener que complacer a la mujer, en este caso buscando darle placer sexual, para tenerla contenta. Sin embargo, esta mujer se presenta como un nuevo tipo de mujer, una que no es demandante y que se ofrece a sí misma para darme cuidado y calor sin que yo deba hacer nada a cambio.

Cuando tuve este sueño estaba pasando por una época en la que me sentía muy agotado físicamente y no daba más, necesitaba descansar y cuidarme, pero, cómo no sabía cómo hacerlo, hacía todo lo contrario. El trato que me dio esa mujer en el sueño, me permitió tomar esa actitud conmigo mismo.

Estos 4 ejemplos muestran cómo tus sueños son una herramienta con la que siempre puedes contar para tu desarrollo personal, aumentando tu calidad de vida y salud psicoemocional.

Hasta aquí este post sobre las utilidades de los sueños. Espero que te sirva, y recuerda que estoy disponible para acompañarte a encontrar el significado de tus sueños en mi consulta privada, aquí me tienes.

*Toda la información y recomendaciones en este post no sustituye en ningún caso a un terapeuta, psicólogo, psiquiatra o tratamiento médico.